Torre Bonanza

La torre Bonanza seguramente formaba parte del conjunto de torres a cargo de Jerónimo Arrufat, oidor del Rey Felipe II sobre los asuntos relacionados con torres defensivas de la Huerta en 1553. Este dato permitiría fechar la obra en el siglo XVI. La torre es de base cuadrada y alamborada, con disposición prismática y tres alturas. Como en la mayoría de las ocasiones tiene adosada la vivienda en dos de sus cuatro caras.

La familia Pascual de Bonanza pertenecía al extenso linaje de la familia Pascual, procedentes del Valle de Zárate en el Señorío de Vizcaya. Se asentaron en Alicante en tiempos de la conquista cristiana. Los Pascual estaban muy vinculado a los monarcas, en especial al rey Jaime I, con quien mantuvo estrechas relaciones. Entre los descendientes vinculados a la Huerta de Alicante aparecen varias ramas como los Pobil, de la Verónica o Ibarra. En la rama de los Pascual de Bonanza destacaron personalidades como D. Tomás Pascual de Bonanza y Martínez, ilustre militar apodado “el Mayor”, que fue justicia de Alicante entre 1555 y 1556, también fue asistente a las cortes de Monzón. La mayoría de los miembros de la familia ocuparon cargos importantes en la ciudad y el reino. Muchos de los Pascual nacerían en Sant Joan y fueron bautizados en nuestra iglesia parroquial. Entre otros, mencionar a D. José Mariano Jaime Pascual del Pobil y Estellés (1819-1852) o D. Luis Pascual del Pobil y Martos (1851-1911).

Respecto a la edificación, la morada ha sufrido diversas transformaciones a lo largo de su historia. A mediados del siglo XX, la torre sufrió algunas actuaciones que alteraron su morfología original. Se enlucieron sus muros de forma poco afortunada, se abrieron vanos y se le colocó un tejadillo. Pero afortunadamente una reciente intervención arquitectónica acercó la edificación a su aspecto original, eliminando el tejado y tratando de recuperar la tonalidad primitiva de la fachada, dejando aflorar la sillería y parte de la mampostería del edificio. El remate final de la torres se configuró mediante una solución que recuerda la disposición almenada de las torres.

La casa está rodeada por diversos huertos de cítricos acompañados de pinos, cipreses, araucarias, algarrobos, yucas y palmeras, respetando el carácter que pudo haber tenido la finca en tiempos pasados. Afortunadamente la familia Pascual de Bonanza continúa habitando esta morada, lo que ha permitido mantener el conjunto en un impecable estado de conservación. Si seguimos por el camino del Serení encontraremos muy próxima la vecina torre de Salafranca.

¿Sabías que…?

El escudo de esta familia presenta un cordero andante en campo verde. El cordero porta una bandera blanca con una cruz que recuerda a la de Montesa. El mástil de la cruz se apoya en una fuente de la que sale un caño de agua con una orla de oro. Bordeando el emblema podemos leer escrito en letras azules: “Sub cuius pede fons vives emanat”. Este escudo posteriormente se hizo más complejo, dividiéndose en cuatro partes. Se repiten dos estandartes de forma alterna para conformar los cuarteles. Por un lado, se usa el blasón original con el cordero, por otro, un emblema con dos castillos y torres de oro bajo una estrella también dorada. Curiosamente el escudo de Sant Joan recuerda al de los Pascual, puesto que en él aparece el cordero portando la cruz con la inscripción “Agnus Dei”, que hace referencia a San Juan Bautista.

Otra curiosidad atañe a la rama familiar de los Pobil. Durante la segunda mitad del siglo XVIII D. Juan Pascual de Pobil y Rovira casó a su hija Dña. Tomasa Pascual de Pobil y Sannazar con el Conde Lumiares. El matrimonio viviría en la finca llamada La Princesa, también denominada El Jardín del Príncipe Pío.

Pero sin duda uno de los miembros más célebres de la familia fue D. Guillem Pascual de la Verónica, por su participación activa en el milagro de la Santa Faz. El milagro tuvo lugar en un enclave no muy lejano a esta torre en 1489. Pocos años antes un sacerdote natural de Sant Joan, D. Mosén Pedro Mena, había traído desde Roma uno de los tres supuestos pliegues del lienzo con el que la Verónica había limpiado el rostro de Cristo, en su camino al Gólgota en Jerusalén. Tras guardarlo en el fondo de un arca, observó cómo milagrosamente se desplegaba en la parte superior de la misma. Al parecer este fenómeno ocurriría en repetidas ocasiones, por lo que se decidió exponerlo a la veneración y organizar una rogativa a Alicante.

Este tipo de actos eran muy comunes en aquella época, fundamentalmente para rogar por la lluvia. Cuenta la tradición que el 17 de marzo, al pasar por el barranco del Juncaret, brotaron lágrimas de uno de los ojos de la reliquia. Sería entonces cuando el mismísimo D. Guillem Pascual comprobó la veracidad de las mismas, descartando que fuera una ilusión. Pasado el suceso vino la lluvia, y con ella se reconoció el milagro por parte de la Iglesia. Se decidió construir en aquel lugar un monasterio coincidiendo con acción de gracias, que quedó bajo jurisdicción de la parroquia de Sant Joan. A partir de ahí, D. Guillem Pascual portó siempre un dedal de plata en dicho dedo, y regaló los terrenos para la construcción del monasterio del monasterio de la Santa Faz, añadiendo el apelativo “de la Verónica” a su noble apellido Pascual.