Ermita de San Roque
Las crónicas de Bendicho dan fe de un suceso acaecido en 1624. Al parecer se escuchaban por las noches unas «palmadicas» atribuidas a San Roque. El extraño fenómeno fue interpretado posteriormente por los habitantes de estas tierras como el terrible anunciando del aumento de la mortandad infantil que tendría lugar poco tiempo después.
Antaño el Santísimo Cristo de la Paz entraba en procesión hasta esta ermita, la jornada de Viernes Santo, ante la veneración de los habitantes de Benimagrell. La Santa Faz visitó la ermita en 1989.
En la ermita reposan los restos de la filántropa Dña. Josefina Campos y su marido D. José Minguilló. En 1917, esta señora levantó en su residencia estival de Benimagrell un pequeño convento de Hermanas Carmelitas para niñas con pocos recursos. Además el conjunto contaba con un colegio y una capilla dedicada a San José. Tras su muerte, ella y su esposo fueron sepultados en la capilla del convento. En el año 1966, debido a la construcción de la carretera N-332 se demolió en inmueble. Por ese motivo los cuerpos fueron exhumados y llevados a la ermita de San Roque, donde fueron enterrados sin lápida ninguna. Se da la triste circunstancia de que en su testamento, la señora Campos había pedido que su sepultura fuera señalizada con letras grabadas para que el tiempo no las destruyera.
¿Sabías que…?
El templo está dedicado a San Roque, pero antiguamente también compartía patronazgo con San Sebastián. Alberga numerosos elementos interesantes como restos de un fresco antiguo, la imagen del Cristo de la Providencia y la cabeza de una antigua imagen de San José. Durante la Guerra Civil española, la reliquia de San José fue profanada mientras se encontraba en el convento de las Hermanas Carmelitas, un convento cercano desaparecido en la década de los sesenta del siglo XX. Además la ermita tenía un retablo dorado en el siglo XVII que renovó la familia Burgunyo, e interesantes elementos que se perdieron durante la mencionada contienda.
La edificación presenta una sola nave principal. Está dividida en tres tramos separados por grandes arcos de sillería y bóvedas de crucería, que apoyan sobre cabezas de ángeles. Anagramas marianos y la cruz de Jaume I decoran las claves de los arcos.
La fachada de San Roque es de trazo sencillo. Presenta una cruz en relieve sobre el dintel de la puerta, sobre el que hay un vano cerrado por una vidriera moderna y una espadaña en el remate con campana. En 1716 se realizaron obras en el templo como nos indica una inscripción. Entre el siglo XVIII y XIX se añadió un cuerpo lateral sencillo en estilo neoclásico. Ha recibido varias reformas y restauraciones, especialmente en 1986 y 2012. Se pretendía con esas obras devolver a la ermita a su estado original. Frente al templo existe un monolito coronado por una cruz metálica, similar a la que podemos encontrar en la plaza de la Cruz. Junto al monasterio de la Santa Faz existió otra cruz de similares características.
Se cree que la ermita de San Roque pudo ser dedicada tras la conquista cristiana a la Virgen María. Existen anagramas marianos en las bóvedas que indican esta posibilidad. Refuerza esta hipótesis el hecho de que la mayoría de mezquitas cristianizadas se consagraban a la Virgen, ya que reyes como Jaume I sentían gran devoción por María.