Semana Santa en Sant Joan

La Semana Santa en Sant Joan d’Alacant es una de las celebraciones locales más antigua de la que se tiene constancia de su existencia, allá por el siglo XVII. Existen documentos que demuestran la devoción popular en la Procesión del Viernes Santo hacia la imagen de un Cristo, probablemente el de la Paz, en torno al año 1637. En el siglo XVIII, está confirmada la existencia de las imágenes de Jesús Nazareno y la Santísima Virgen de la Soledad, mientras que el siglo XIX aparece ya información de la existencia de la Virgen de Los Dolores y el Santo Sepulcro. Y es en el siglo XIX, concretamente en 1883, cuando el maestro D. Juan Goñi compone Los Siete Dolores de la Virgen, una composición polifónica única, que el pueblo de Sant Joan ha conservado hasta la actualidad.

En 1920 se incorporó la imagen de Jesús Atado a la Columna. También existía en aquellos años la imagen de San Juan de la Palma. En las primeras décadas del siglo XX, la Semana Santa consistía en varios actos litúrgicos y devocionales, entre los que destacaba el Canto de los Dolores que se cantaban todos los días del Septenario hasta el Viernes de Dolores.

En 1936 se destruyeron la práctica totalidad de las imágenes a causa de la Guerra Civil (tan sólo se salvó la Virgen de la Soledad) y fue en los años 40 cuando la Parroquia de San Juan Bautista renovó la mayoría de las tallas desaparecidas, a las que unió nuevas imágenes como Nuestra Señora de la Caridad (tallada a finales del siglo XVIII).

En la segunda mitad del siglo XX renació el espíritu por relanzar la Semana Santa, volvieron celebrarse procesiones, se recuperaron tradiciones como el Canto de los Dolores y se constituyeron más cofradías (Santa Mujer Verónica, en 1992, y Jesús Atado a la Columna y Nuestra Señora de los Dolores, en 2007).

La creación en 1981 de Junta de Cofradías (actual Junta Mayor de Cofradías y Hermandades de Semana Santa de Sant Joan d’Alacant) fue el espaldarazo definitivo para asentar las bases de lo que hoy en día es la Semana Santa de Sant Joan d’Alacant. En aquellos Años 80, con el apoyo fundamental del párroco D. Carmelo Dávila, comienza a funcionar la Junta de Cofradías, con el objetivo de coordinar y organizar los actos de Semana Santa. Desde entonces, se reforzaron los actos y celebraciones, recuperándose algunas antiguas como el canto de Los Dolores, que volvieron a sonar en 1997 y lo hacen hasta la actualidad.

Precisamente, y en homenaje a D. Carmelo, en marzo de 2015 se inaugura la Casa de la Semana Santa ‘Carmelo Dávila’, un edificio municipal donde la Junta Mayor guarda, conserva y protege todo el patrimonio religioso que ha atesorado la Semana Santa de Sant Joan durante siglos.

En la actualidad la Semana Santa de Sant Joan d’Alacant cuenta con numerosos actos y celebraciones, tanto de carácter cultural como religioso. En la parte cultural destaca la Presentación del Libro y Cartel anunciadores (que ha superado las 25 ediciones), la Exposición de Fotografías de la Semana Santa de España (que se acerca a las 30 ediciones), el Concurso de Fotografía (que se lleva convocando desde hace siete años) y el Pregón de Semana Santa.

En la parte litúrgica, los actos principales comienzan el Sábado de Pasión con el Canto de Los Dolores. Al término del acto, siguiendo la tradición, los músicos y cantores reciben una docena de huevos, y los sacerdotes, dos docenas. El día siguiente, Domingo de Ramos, se celebra la procesión con la imagen de Jesús Triunfante y se bendicen las palmas y ramos en la Plaza de la Constitución. El Martes Santo tiene lugar la Procesión del Silencio con las imágenes de Jesús Atado a la Columna y la Virgen de Los Dolores, en un ambiente de recogimiento.

El Jueves Santo por la tarde, se celebra la misa de la Última Cena y posteriormente, se realiza el traslado al Monumento en la Capilla del Cristo, decorado con palmas, ramos de olivo y un tapiz. Por la noche tiene lugar un Vía Crucis por la localidad. El Viernes Santo por la tarde se celebran los Oficios en la iglesia, y después tiene lugar la procesión del Santo Entierro, en la que participan las imágenes del Nazareno, la Verónica, la Dolorosa, el Santísimo Cristo de la Paz, la Caridad, el Santo Sepulcro, una Cruz Guía y la Soledad. Al término de la procesión, en la puerta de la iglesia tiene lugar la bendición con la imagen del Santísimo Cristo de la Paz, al igual que el 14 de septiembre.

El Sábado Santo por la noche tiene lugar la Vigilia Pascual en la iglesia con la renovación del fuego y el agua, y finalmente el Domingo de Resurrección se celebra la Procesión del Encuentro con la Virgen de los Dolores y el Santísimo Sacramento bajo palio. En el momento del Encuentro, voltean con fuerza las campanas, se lanzan cohetes y cientos de aleluyas de colores invaden el cielo. Entonces, se retira el velo negro que tapa la cara de la Virgen en señal de luto, que se substituye por una rosa blanca como símbolo de la resurrección. Así se pone el punto y final a la Semana Santa.

¿Sabías que…?

A primeros de siglo XX, el Domingo de Ramos se abría la Semana Santa con las celebraciones de este día. El Jueves Santo, tras la celebración de la misa por la mañana, se habilitaba el Monumento en el altar mayor de la iglesia. Desde ese momento, las campanas dejaban de sonar y eran sustituidas por los sones de la matraca. Por la noche se representaba el prendimiento de Jesús en el Huerto de los Olivos, preparando para ello espacios como el jardín de la finca La Concepción. Tras ello, se regresaba a la iglesia, y ante el monumento, se realizaba un sermón. En este acto participaban un grupo de hombres vestidos de soldados romanos, como también acompañaban la procesión escoltando la imagen del Santo Sepulcro.

Al día siguiente, Viernes Santo, se celebraba el sermón de las Siete Palabras y los Oficios. La iglesia quedaba a oscuras para recordar la muerte de Cristo y los sacerdotes, golpeaban con mazas muchos elementos y objetos para crear estruendo, recordando la tormenta y el terremoto que, según la tradición, siguieron a la muerte de Cristo. A la caída de la tarde, se celebraba la procesión-rogativa del Viernes Santo o de los ‘Caraputxos’ con las imágenes antes mencionadas, que partía de la iglesia y llegaba hasta la ermita de Benimagrell, la cual era presidida por el Santísimo Cristo de la Paz que, bajo palio, cerraba el cortejo acompañado por cientos de fieles que clamaban misericordia.

Al día siguiente, Sábado Santo o de Gloria, por la mañana se celebraba la Resurrección de Cristo. A las diez de la mañana con el volteo de campanas, se anunciaba el momento, y para celebrarlo, la gente rompía platos y objetos cerámicos, mientras muchos hombres desde el campo, disparaban sus escopetas con el objeto de dar por finalizado el silencio previo por la muerte de Cristo. Además se bendecía el agua y todos acudían con sus jarros y cántaros para recogerla.

Por último, el Domingo de Pascua, por la mañana se celebraba la procesión del Encuentro con las imágenes de la Inmaculada y el Santísimo Sacramento, que se encontraban en la Plaza Maisonnave. Acabada la procesión, la jornada seguía como todos los domingos, con el mercado habitual.

A la llegada de la Guerra Civil se produjo la destrucción de todas las imágenes que existía en la iglesia, y con ellas las que participaban en las celebraciones de la Semana Santa. Ello obligó a realizar nuevas tallas procesionales una vez terminada la contienda. Las primeras en recuperarse, en marzo de 1940, fueron las del Santísimo Cristo de la Paz, realizada por el escultor José María Ponsoda, y Jesús Nazareno, obra de Enrique Bellido. Poco después llegaron las de la Virgen de Los Dolores y el Santo Sepulcro. La Virgen de la Soledad, una imagen del siglo XIX, fue donada por una familia que la guardaba en su vivienda. A lo largo del siglo XX se produjeron el resto incorporaciones, como la Virgen de la Caridad, una pequeña imagen conocida como la ‘Xicoteta’, que se guardaba en una vivienda privada. En estos años se reorganizaron y refundaron todas las cofradías, cada una encargada de cuidar su imagen.

Si bien durante las dos décadas siguientes a la Guerra Civil, las celebraciones se mantuvieron de forma similar a las anteriores a la guerra. En los años sesenta se produjeron muchas alteraciones, especialmente en la procesión del Viernes Santo. Debido a la presión de muchas personas que pedían que la procesión siguiera el orden lógico de hechos ocurridos en la Pasión, el Santísimo Cristo dejó de salir al final para hacerlo entre la Virgen de Los Dolores y la Caridad, perdiendo el lugar principal de presidencia que tenía desde los orígenes de la procesión. Otro hecho importante, fue la construcción de la N-332, que derribó parte del barrio de Benimagrell, haciendo imposible que el recorrido penitencial llegase hasta allí.

En 1993 se incorporó a la procesión del Viernes Santo la imagen de la Santa Mujer Verónica, utilizando una pequeña imagen que había en la iglesia hasta que, en 1996, se bendijo la nueva talla realizada por Valentín García Quinto. En el año 2000 se bendijo la imagen de Jesús Triunfante, que participa todos los años en la procesión del Domingo de Ramos. La última incorporación ha sido la de imagen de Jesús Atado a la Columna, en el año 2009.