Finca Perefort
Este conjunto edilicio está formado una serie de construcciones independientes adosadas, que conforman tres viviendas de dos alturas y cubiertas inclinadas. Los huecos y balcones se abren a levante y al sur, mientras que las fachadas al norte no tienen aperturas. A poniente se ubica el jardín, lo que obliga a proteger la fachada oeste mediante porches, patios y lonas.
Se han realizado numerosas intervenciones en la finca Perefort desde finales del siglo XIX y durante el siglo XX, por lo que es difícil reconocer los espacios interiores originales, al igual que la bodega que se ha reconvertido en garaje. Las fachadas también están muy alteradas, son planas y predominan los macizos sobre los huecos. Destacan los balcones con vuelos de piedra y los antepechos de forja con motivos decimonónicos.
El arco de entrada a la finca es uno de los hitos del camino del Campet, está realizado en sillería, con un hueco rematado por el arco de medio punto sobre imposta de franja muy amplia y un entablamento recto sobre los que se colocaron tres pináculos terminados en bola, hoy desaparecidos. Junto al arco hay una palmera datilera de más de 100 años, con seis brazos y numerosos hijuelos, ejemplar protegido por el catálogo de árboles y jardines de Sant Joan. El camino de acceso a la casa transita junto a un olivar. Los jardines de la residencia cuentan con palmeras, olivos, dos araucarias, una falsa pimienta y tres algarrobos de más de 300 años de antigüedad también catalogados. Se conoce que a principios del siglo XX fue propietaria de esta residencia Dña. Juana Izquierdo.